2 may 2020

MI PADRE Y YO

Cuando era un niño amaba a mi papá, pero era tan estricto, que le tenía miedo. Una vez que estaba arreglando algo en la casa, me “ordenó” que le trajera un martillo. Yo, de los nervios, le traje una Coca-Cola. Cuando me llevaba a la parada de bus en su carro, me preocupaba porque no sabía de que hablar.

Nada de malas palabras y recuerdo que una vez, siendo yo un cipote, vimos un hombre orinando en un muro. Me volvió a ver y me dijo: Mira que sinvergüenza.

Muchos años después, cuando ya nos tratábamos como amigos, íbamos en el carro y vimos un hombre orinando en un muro. Yo, por querer quedar bien con él le dije: Mire papa ( Sin acento) que sinvergüenza. Y ahora mayor, con paz en su corazón me contestó: Hijo, talvés ya no aguantaba las ganas.

Le encantaba tocar su armónica alemana marca Hohner, era un show ver aquello, cómo se acompañaba solo. Parecía que estaban tocando dos personas. Tocaba Blues. Hace pocos años encontré en un almacén de equipo musical, dulzainas como de 75 lempiras cada una. Me pareció un lindo regalo de navidad para los niños pequeños de la familia. Fui a visitar a mi papá y le mostré una. Él la tomó entre sus manos y cerrando los ojos, al mismo tiempo que la rozaba con sus labios tocó para mí, Hey Jude de Los Beatles. Increíble, en una armónica de juguete.
Me hace falta mi papá.

Titortiz

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